Resulta difícil la detección de algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson, o si los notificamos, relacionarlos con la existencia de esta patología. Además, son distintos según el paciente y el ritmo de empeoramiento de la enfermedad. Debemos destacar entre dos tipos de síntomas:
Síntomas motores
En general, son los más conocidos, ya que estos son los signos del trastorno más visibles. Entre los síntomas principales de la enfermedad se incluyen los siguientes:
- Bradicinesia: desaceleración o pérdida en movimientos voluntarios y espontáneos. Puede manifestarse pro medio de una caligrafía pequeña y lenta, o mismo por la torpeza en la manipulación de objetos. Está presente en aproximadamente el 70% de los enfermos. Afecta principalmente a extremidades superiores y es un síntoma común en fases iniciales.
- Rigidez o hipertonía muscular: inflexibilidad o resistencia inusual a la hora de movilizar una extremidad u otra parte del cuerpo.
- Temblores lentos y rítmicos, principalmente en estado de reposo: un movimiento incontrolable que afecta una extremidad en descanso y desaparece durante un movimiento consciente.
Síntomas no motores
Se reconocen cada vez más la existencia y efectos de otros síntomas de la enfermedad de Parkinson, los no motores o resistentes a dopamina. Son comunes y pueden afectar en gran medida a los pacientes enfermos de Parkinson. Es de importancia destacar los mencionados a continuación:
- Deterioro cognitivo: disminución de la capacidad para realizar varias tareas y/o concentrarse. Es posible notificar una disminución en el funcionamiento intelectual
- Trastornos de origen depresivo, acompañados de aislamiento social
- Problemas a la hora de conciliar el sueño. Desincronización, insomnio para coger el primer sueño y frecuentes pesadillas
- Presión arterial baja al estar de pie
- Sudoración excesiva
- Sialorrea: salivación excesiva
- Dolores de tipo muscular y óseo
- Trastornos de tipo respiratorio
- Incontinencia urinaria
- Estreñimiento
Toca destacar en este punto, que son pacientes con tendencia a padecer dermatitis seborreica, perder olfato o dificultades para tragar o para el habla. Son frecuentes problemas de carácter sexual, que pueden ir desde una falta de deseo o impotencia o totalmente al polo opuesto, una excitación excesiva. Por último, pueden presentar problemas oculares, como sequedad o picor en los ojos, visión doble o falta de enfoque del campo visual.