viernes, 2 de diciembre de 2016

DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS

Si nos encontramos ante una clara sospecha de que un paciente sufre un trastorno del comportamiento alimentario (TCA), debemos realizar una historia clínica completa tanto individual como familiar. Lo más común es que se trate de un paciente joven o adolescente, por lo que estas entrevistas deben tener unas características concretas. 


La principal dificultad de este diagnóstico recae en la nula disponibilidad de la persona para revelar sus conductas, síntomas o motivos. Es por ello que la empatía es una característica fundamental en la entrevista para conseguir que confiese sus miedos con respecto a ganar peso. Luego, cuando sea preciso, esto deberá corroborarse con por lo menos uno de sus padres o familiares cercanos.


También es muy importante que realicemos la entrevista a solas con el paciente, pidiéndole a la familia que se ausente para crear un ambiente de privacidad donde pueda responder a las preguntas tranquilamente. Siempre se debe garantizar la confidencialidad de este proceso, dejando claro que también se hablará de este tema con sus padres o familiares siempre y cuando esto no represente un riesgo potencial para la integridad del paciente.


En esta entrevista preguntaremos sobre trastornos físicos (piel y mucosa, menstruación, peso), emocionales (depresión, aislamiento social, trastornos del sueño, angustia...), conductuales (dieta, atracones, hiperactividad física...) y cognitivos (distorsión de la imagen personal, conciencia de la enfermedad...).


Una vez que hemos confirmado el diagnóstico de esta enfermedad, debemos informar a la persona afectada teniendo en cuenta su realidad personal para transmitir el mensaje. Informaremos de manera completa sobre las características del TCA que sufre, describiendo sus características, así como su evolución y pronóstico. Evitaremos culpabilizar al paciente, pero debemos dejar claro que es crucial su implicación para solucionar este problema.



Por otra parte, también realizaremos una exploración física, aunque esta sea menos efectiva para el diagnóstico que la entrevista. Exploraremos los diferentes aparatos y sistemas del organismo, prestando una especial atención a aquellos signos de malnutrición y al crecimiento o desarrollo sexual. Para ello seguiremos los siguientes pasos:


  • Exploración dentaria, de la piel y de las mucosas. Hidratación, pigmentación, hipertricosis, lesiones dérmicas sospechosas de autoagresión, petequias, púrpuras, etc.
  • Exploración cardiocirculatoria. Realizaremos un electrocardiograma en aquellas personas con anorexia nerviosa y signos de desnutrición, o en aquellas que padezcan bulimia nerviosa y tengan riesgo de diselectrolitemia.
  • Exploración respiratoria. Posibles infecciones puntuales, pneumotórax o neumonía por aspiración.
  • Exploración neurológica. Posibles polineuropatías asociadas a déficits vitamínicos.