martes, 13 de diciembre de 2016

DIAGNÓSTICO CÁNCER DE PULMÓN

Lo primero será conocer los síntomas que presenta el paciente que acude a consulta. Le preguntaremos si es fumador, de qué trabaja, y también investigaremos sobre su historia clínica y sus antecedentes familiares relacionados con la enfermedad. Luego, pasaremos a la exploración física del paciente, buscando signos que puedan relacionarse con la enfermedad. Tras obtener toda esta información, valoraremos la necesidad de algunas pruebas. Las más habituales son:

  • Análisis de sangre y orina: servirán para conocer el estado general del paciente, y si existe algún tipo de afectación en la función renal o hepática.
  • Radiografía de tórax: observaremos si aparecen nódulos o manchas en los pulmones, modificaciones en el mediastino o posibles derrames pleurales.
Radiografía de tórax. Manchas en ambos pulmones,
debido al cáncer de pulmón.
  • Citología de esputo: esta prueba consistirá en observar y analizar las células presentes en el esputo del paciente con un microscopio. Recogeremos tres muestras a primera hora de la mañana. Esta prueba será más efectiva cuanto más grande sea el tumor, y cuanto más cerca se sitúe este de los bronquios.
Citología de esputo. Presenta células cancerosas.
  • Broncoscopia o fibrobroncoscopia: prueba empleada para observar directamente la tráquea y los bronquios desde su interior. Consiste en introducir a través de las vías respiratorias un tubo flexible (broncoscopio), que envía imágenes de todo el recorrido a un monitor. Además, también nos permite tomar muestras para analizar. Esto nos ayudará también a saber el lugar en el que se encuentra el tumor y las estructuras a las que afecta, lo cual será muy importante para decidir el tratamiento.




  • Punción con aguja fina: el objetivo de esta prueba será obtener células de la lesión en cuestión, para analizarlas. Para ello, realizaremos una punción torácica con una aguja fina, bajo el control de una tomografía axial computarizada. Emplearemos esta técnica cuando el tumor se encuentre en una zona periférica del tórax, a la que resulta imposible acceder con el broncoscopio. La principal complicación que puede presentar es que se produzca un neumotórax, es decir, que entre aire al espacio pleural, pero esto posee fácil solución. Aquí tenéis un vídeo que explica más detalladamente la realización de esta prueba: