Lo primero es observar los signos y síntomas, además de los antecedentes médicos y familiares. Preguntaremos si el paciente fuma, o si estuvo en contacto con irritantes pulmonares, como por ejemplo el humo del tabaco, el aire contaminado, algunos vapores químicos o el polvo. También deberemos saber si tiene tos o mucosidad, desde cuándo y cuánto tose. Luego, lo examinaremos y auscultaremos su pecho con el estetoscopio, por si presenta sibilancias u otros ruidos anormales.
Nuestro objetivo será realizar las pruebas de función pulmonar para poder medir la cantidad de aire que el paciente puede inhalar y exhalar, la rapidez con la que exhala y qué tan bien se realiza el intercambio de gases en los alvéolos pulmonares.
La prueba más importante para diagnosticar un caso de EPOC es la espirometría. También podemos realizar otras, como la de determinación de la capacidad pulmonar.
Para realizar la espirometría, pediremos al paciente que respire profundamente, y que posteriormente sople lo más fuerte que pueda por el tubo del espirómetro. Este medirá la cantidad de aire expulsado y la rapidez con que lo expulsa.
Luego, el médico puede administrarle al paciente un fármaco broncodilatador, que despejará las vías respiratorias, y pedirle que vuelva a repetir la prueba. Compararemos los resultados obtenidos tras las dos repeticiones.
Esta prueba puede detectar la EPOC antes incluso de que se manifiesten los síntomas. Los resultados también nos servirán para descartar otras posibles afectaciones (como la insuficiencia cardíaca o el asma), saber qué tan grave es el caso y ayudar a fijar unos objetivos en el tratamiento.
También podemos realizar otras pruebas además de la espirometría:
- Una radiografía de tórax o una tomografía axial computarizada de tórax (TAC), para obtener imágenes de las estructuras situadas en el tórax y observar ciertos signos de este trastorno. También ayudan a descartar otras posibilidades.
- Un análisis de gases arteriales, para medir la concentración de dióxido de carbono y oxígeno en sangre. Permite determinar lo grave que es la enfermedad, y establecer unas pautas de oxigenoterapia.